9.7.06

¿Cómo surgió la idea del Feriado Nacional?

Fue en la reunión de octubre de 2004 que uno propuso que el club fuera quien diera inicio a la campaña para declarar feriado nacional el día del amigo. Dio sus argumentos que compartimos y a los que sumamos otros. Escribió una declaración, todos coincidimos, brindamos, y juramos defenderla hasta perder la vida, la vista, las ganas, el tiempo y todo lo que se puede perder. Las reuniones se sucedieron y sólo hubieron menciones puntuales y breves –che, qué vamos a hacer con el feriado? Y todos confirmábamos que algo teníamos que hacer para el día del amigo del 2005. Después brindábamos. Sabíamos que los medios de prensa nos iban a dar bola, en el club hay varios periodistas que conocen las materias con las que los cronistas inventan los universos que la gente termina por creer verdaderos. También conocíamos el gusto infatigable por las naderías que prefieren llamar notas de color. El tiempo pasó y nosotros nos quedamos, aunque eso no sea más que una exagerada simplificación, como esta crónica. Y llegaron los primeros días de julio, y no habíamos hecho nada para que alguien se entere de nuestra proclama. Entonces escribimos una gacetilla, la mandamos a los periodistas y un teléfono sonó, sonó, sonó. Salimos con nuestra propuesta en casi todos los medios de Rosario, y hasta Santo Biasatti nos preguntó en qué consistía nuestra idea. Y por 48 horas casi no paramos de decir que nuestra propuesta no es más que la pretensión de que el Estado Nacional reconozca la festividad popular argentina más masiva a la par de la celebración del 31 de diciembre. Los argumentos: el nivel de reserva y ocupación de restaurantes y bares, la imposibilidad de comunicarse vía teléfono celular desde las 10 del 20 de julio por el colapso de los sistemas, la baja actividad registrada en los trabajos durante el 20, la baja productividad del 21 por la resaca del 20, y el derecho de toda sociedad a festejar a sus anchas las cosas que quiere. Pero no solamente cuestiones de orden económico nos avalan; hay algo permanente, elevado, señal y signo del argentino medio (?): la trascendencia de los amigos. Si alguien descree de esto que vaya al Martín Fierro, que lea las especulaciones que sobre la diferencia de la amistad en Europa y en Argentina hizo Raúl Scalabrini Ortiz (europa: laxa, superficial, inspirada en solidaridades profesionales y de clase, el médico amigo del médico, el rico amigo del rico; argentina: profunda, estrecha, entroncada en la simpatía personal, transversal, el odontólogo amigo del escritor, el pobre amigo de uno que no fue pobre), que mire y registre la perdurabilidad de los amigos en sus padres, sus abuelos.

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